El sábado me lanzaré a ver al mentao Pascualito Rey. A ver ké jais. Un tour por el DF no me caerá mal en fin de semana. Estos días han estado llenos de asco,  de horas grises.

La conciencia se reduce a un par de ojos que se cierran. En un abrir y cerrar de ojos desapareces y en otro vuelves a estar aquí. Un parpadeo dura horas. En un instante cambia el mundo de manera insospechada.

Con respecto a los espejos que deforman la imagen en mayor o menor grado: si hay tantas maneras en que la imagen de un cuerpo (el mío o el tuyo, por ejemplo) puede mostrarse (reflejarse), ¿cuál es realmente la representación «verdadera» de éste si el ojo humano -equivalente a una lente fotográfica de 35 mm.- es sólo un sistema de enfoque entre muchos otros posibles? ¿es válido decir "ese soy yo" o "no me parezco" al vernos en un retrato? ¿soy aquéllo que se ve? ¿soy aquéllo que percibo y razono? Mi concepción de mi yo físico está anquilosada por la costumbre de percibir a través de el filtro óptico que son mis ojos. Tal vez mi yo físico son muchos más que uno, en realidad.

En realidad, siempre triunfa el mal; lo que pasa es que a veces va vestido de blanco.

Me toco la cara. La cara siente el dedo frío y el dedo siente a la cara. Yo sólo interpreto. Sólo soy un mediador.

Veo estos zapatos andar debajo de mi cuerpo y me cuesta creer que dentro de ellos estoy. o está una parte que se supone soy yo. (Una mano es parte mía, pero no es todo yo, aunque la mano sola me es inconcebible: en algún lugar de esa mano estoy -­­soy- yo.) Y a lo largo del tiempo aprender a delimitar estas fronteras. Veo mis zapatos, oigo acá arriba en mi cabeza el sonido que se despega de ellos cada vez que golpean el suelo. ¿Cómo es posible que yo sea algo que está lejos de mí? Bueno, estos lentes de contacto acentúan el efecto gran angular pero ¿estoy únicamente en mi cabeza y lo demás son accesorios, apéndices? De nuevo: sí, es mi cuerpo pero ¿soy yo? ¿Percibir a través de cinco canales y poder armar ideas y generar movimientos es "ser"?

Comenzó a atraerla hacia sí con unos dulces y mi abuela, como una niña, no dudó en ir por ellos. Ella comenzó a ausentarse de la casa. Yo salía por las tardes a llamarla a gritos. Las primeras veces regresaba, pero sus ausencias cada vez se fueron prolongando más. No sé qué promesas le habrá hecho, porque un mal día entendí que no la volvería a ver de nuevo. El hospital la convenció y cuando la tuvo a su alcance se la tragó.

De libros y juguetes podría estar hecho mi mundo.

Tu lenguaje es más transparente. Es una vitrina donde quien pase junto sabrá qué puede y qué no puede comprar.
El mío es una tienda con la cortina metálica bajada y un letrero a mano en un papelque dice "hoy no abrimos. mañana chance sí".

La tarde se cae junto con la lluvia.

Mis pensamientos se convirtieron en algo rojo, muy rojo. Quise herir, quise matar. Y en la mañana te golpeé. Con la mano abierta, el golpe más duro que pude darte en ese momento. En esta hora me reconozco como algo irreconocible.

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Don Ñiko, cubano, diseñador gráfico y profesor, nos dijo a toda la clase hace ya como ocho años lo que pensaba sobre el entonces "caliente" debate entre diseñar con computadora o de manera tradicional:

"Tengo una sensación muy particular, entre oido y olfato, cuando le saco punta a un lápiz, araño con el grafito el papel y comienzo a dibujar... esa es una sensación que no se compara con nada".

El salón exhaló, conmovido.

Para mí no hay nada comparable con el ronroneo del ventilador de mi CPU. Neta. Cuando en noches como anoche apago mi PC, el no-sonido me deja sintiendo un poco solo. Cuestión de subjetividades, don Ñiko, dondequiera que esté usté.