¿De qué te extrañas, fuego, si ya me conoces?

miércoles, abril 26, 2006

Ajúa Chloe Vevrier, reina de reinas.

Hace una semana se salió de una jaula el tigre -vayaustéasabercómo- y nos abrió un rugido armadísimo y hambriento a mí y a mi primo. Nos salvamos de ser desfigurados sólo porque la luz del sol me despertó al tiempo, pero mañanas después volvió mi tigre en forma de lobo, en una región helada onda age of the mythology.
Hoy estaba yo descubriendo caracoles y peces que una insólita playa africana había depositado en la sabana. Tuve que correr despavorido cuando mi tigre en esta ocasión se convirtió en un tsunami que era anunciado a través de altavoces con verdadera alarma -en español- por un miembro de mi aldea de cazadores. Igual, gracias sol, aunque cada vez que estas cosas suceden se va extendiendo mi miedo como una colonia de parásitos. No lo menciono a mi mujer a la mañana siguiente ni a la que viene después sólo porque me va a tirar a loco, pero supongo que ese animal descansa cuando yo velo y se ejercita e incluso llama a otras criaturas con quienes desarrollar la estrategia perfecta. La determinación incorrupta de mi animal no cejará hasta que con mi muerte él pueda finalmente viajar a otra cabeza.

Rancio estaba aquel cuerpo de cigarro, magras aquellas nalgas de cecina, pero aún así la quería.

Globalizado

Un intenso punto de luz naranja, como una concentrada llama de veladora, amanece dentro de la oscuridad de la cocacola. Cuando la descubre el maorí -visiblemente sorprendido-, lo que dice a su familia ya no es "los dioses deben estar locos" sino "ah pinchis gringos, ya no saben qué inventar".

Dos de Sandro de América

1. Si yo fuera chofer de un microbús pasaria puntual y no echaría carreritas salvajes, y si mis compañeros sacaban mas feria que yo, no me ardillaría. Además usaría asiento de los que están hechos de puras tiras de plástico, no tomaria cocacola. Eso sí, seria bien noviero y las llevaría cobrando ahí sentaditas.

2. Lo que más me gusta del Osito Bimbo es que deja los labios azucaraditos al besar.

Del regordete corazón y su cupido quedan sólo puntas romas de flecha, apuntando a un signo calcinado.

Muérete dentro de tu memoria,
en ese amarse de labios
en el que sin proponérselo te derrotó,
antes que quedes huérfano
de sus diez yemas y ese vaho
merced al golpe de pavimento de la despedida.

Su última casa en ti será ese beso,
ese rozar de ojos que se querrán llorar.

Maldita poesía, que sólo me deja los labios adormecidos.

(Jefe Caballo Loco)

Testamento del Jefe Caballo Loco

Al barman le dejo mi walkman, al de la puerta le dejo mi chamarra de cuero, y le doy mi coche al gerente de samborns como accion revolucionaria ¿y qué?

Cuatro de la tarde y mi mirada sigue siendo el periódico de ayer.

Quítale estas líneas al tigre
y evidenciarás su amarillo;
lo privarás del camuflaje.

Para eso están las líneas:
hacen del cuerpo sombra;
vuelven invisibles sus pasos.


De tigre mi voz.

silencio de ojos
murmullos líquidos de la luz
arropando mis pies
los oídos en agua mullida
el silencio
estado embrionario
tranquilidad.

La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Por lo general, en algo peor.

en la última curva de mi caricia
en tu cuello
se siembra otra sombra.

domingo, abril 16, 2006

Gréires jits

Mis rolas de los últimos días (textos no ha habido, pero qué tal musiquita):

Strange Fruit Billie Holiday
Steng dør Gåte
Skin Siouxsie & the Banshees
Christina the Astonishing Nick Cave & the Bad Seeds
Worlock Skinny Puppy

Y el 26 me lanzo a las Sisters of Mercy, cómo chingaos no. Expedición arqueológica hacia el fondo de mi adolescencia postrada en la lloradera.

Antes de estrellarse contra el suelo, la miró con asombro. Saltaremos juntos -le había asegurado la bella bellísima-. Una. Dos. Y tres. Y él se precipitó. Y la bella bellísima le soltó la mano. Y desde lo alto, asomada bellísima en azul, le juró que le amaría hasta la muerte.

-Dulce Chacón
Suicidio, o morir de error