¿De qué te extrañas, fuego, si ya me conoces?

martes, noviembre 07, 2006

Las letras en el rock

¿Los letristas del rock?

La Barranca. En varias de sus canciones hay un intento bien logrado de reflejar de manera fresca una sensación, una mirada o un concepto. Manuel Aguilera parece tomarse el tiempo para machetear una y otra vez las oraciones. Logra recrear atmósferas mexicanas de noches, playas o selvas, sin necesidad de -como alguna vez escribiría Xavier Velasco- pintar todo con sarapes y nopales. Y todo sin caer tampoco en clichés roqueros, que más bien parece buscar evitar. Las recomendaciones: Usumacinta, Día negro, Al final de la playa, El velo, etc, etc, etc...

Siouxsie & the Banshees. El espectro de la creatividad literaria de la Siouxsie está repartido entre varios discos. Los escritos de la Banshee reina a menudo traen a colación viejas películas de descuartizamientos, alaridos y descomposición, tanto física como social. Y sin embargo, también muestra que tiene un hermoso vocabulario bajo el brazo para escribir rolas amorosas, como "rhapsody" o "the last beat of my heart".

Leonard Cohen. ¿Ya qué se puede decir sobre este señor a quien poco le falta para convertirse en monumento? Quizás sólo que a quienes no lo hayan escuchado consigan las letras. Aunque no escuchen la música: lean las letras. Recomendaciones: Suzanne, The Future, Teachers, Story of Isaac.

Jaime López. Un humor agradibilísimo; una mirada satírica y penetrante de la vida urbana en el México peligroso y jodido: hay cosquillas que hacen a veces bailar a la lengua, sin importar barriada de origen. Hijo putativo de quien a continuación menciono.

Chava Flores. Si alguien supo retratar con humor agudo las contradicciones sociales mexicanas, cubriéndolas con albures descarados (si es que un albur puede serlo) pero sin tocar la grosería, fue don Chava. Prefirió las rancheras al rock, definitivamente, pero con textos que muchos "inspirados" roqueros ya quisieran tener bajo el ala. Mis favoritas: los gorrones, el entierro de Cheto.

Alice in Chains. Para todos aquellos que nunca se han metido droga alguna, hay en el disco Dirt una buena cátedra de uso, abuso y destrucción que puede servirles casi como experiencia virtual. Staley sabe poner las palabras donde más daño hacen. Letras que raspan la piel cuando son escuchadas. Recomendación: Man in the box, Angry chair; todo el Dirt.

Nick Cave. Cave ha explorado con distintas encarnaciones de su banda, los Bad Seeds, bastantes terrenos musicales ya. Pero su rock, blues, gospel, R&B, punk y new wave tienen un puente negro en común, más sólido que su espinazo, ya entrado en los cuarentaitantos. Canciones de amor que terminan en asesinato, de inundaciones terminadas en resignación, de magos y de homosexuales, de cabrones y de muñecas polvorientas. Gran parte del esfuerzo literario de Cave ha mostrado una muy notable evolución desde que comenzó a adquirir fama con The Birthday Party. Recomendaciones: el Murder Ballads, el Henry's Dream y varias de sus canciones sueltas.

Bunbury. Si alguien pega con el puño cerrado en el corazón dolido es Bunbury. Su trabajo literario con los Héroes giró 180° cuando se hizo solista. Bunbury empezó buscando a William Blake en las alturas de la decadencia y continuó el viaje solo regresando a las emociones básicas: las producidas por el desamor que no pide a quien lo recuerda tener siquiera un vasito de alcohol en la mano para hacerlo chillar. Y chillar cabrón. Recomendaciones: Todo el Flamingos y el Pequeño Cabaret Ambulante. De corridito, si es posible.

Radiohead. En Radiohead los significados de las letras no vienen de inmediato: son textos plagados de referencias a otros textos, que además se sustentan en el arte incluido en los CDs. Referencias al apocalipsis predicho por Bradbury, a las intrigas políticas en los ataques a Irak, al juego sucio en la vida laboral, al vacío espiritual y a su contraparte, la saciedad y complacencia de la vida plástica moderna. Recomendaciones: Harrowdown Hill (en el Eraser, de Thom Yorke), Sail to the Moon, Fitter, happier...

Corcobado. Aunque para mí Corcobado no se ha refrescado a sí mismo, tuvo una etapa explosiva en sus escritos durante una buena parte de su vida musical. En Corcobado no encuentro grandes recursos literarios, pero pedir eso sería como pedirle a Patti Smith que también tuviera bonita letra, ¿verdad?. En Corcobado las palabras cuentan historias de ciencia ficción que acabaron jodidamente mal. Son también astillas, o ladridos, o jalones al grillete que nos corta los tobillos. Cortes predilectos: La ladrada del afilador, Bicho salvaje, Papá ¿por qué nos cambiaron por pistolas?, Godiva, Dos corazones.

Pixies. Descendientes ruidosos y progresión lógica de la escena alternativa gringa ochentera, sobrinos desmadrosos de Sonic Youth. Black Francis construye historias que son interesantes porque apuntan a un camino pero le dejan a la propia imaginación darle muchas caras al final. Historias de mutilaciones, de incesto, secuestro y extraterrestres. El delirio de los Pixies para escribir prefigura al Nirvana de cinco años después. Recomendaciones: Cactus, I'm amazed, No. 13 baby.

Faith no More et al. Y aquí quiero decir Mike Patton en casi cualquiera de sus grupos. Aparte de tener una de las mejores voces del rock, las letras de Patton SON rock. Sin dar concesiones, sin ocultar ningún tabú, escupiendo a cualquiera que se digne a dirigirles demasiado tiempo la mirada, los textos -si se les logra retener- componen historias mórbidas y desquiciantes que sólo pueden haber sucedido en la mente de alguien que encontró al rock como el vehículo más a la mano para escapar de la normalidad. Zombis, placeres ocultos en el quirófano, ancianos que babean por menores de edad. En Patton existe la fascinación por hablar de lo que ya no está en onda, de lo que normalmente sólo se lee en los páginas sexuales más friksitas de internet o de lo simplemente estúpido; existe la fascinación por armar estatuas nomás por el gusto de luego derribarlas a patadas. Recomendaciones: das Schutzenfest, Surprise! You're dead!, The real thing, RV, y un largo etcétera...