¿De qué te extrañas, fuego, si ya me conoces?

lunes, septiembre 27, 2004

Nuevamente se levanta el silencio entre estas olas de ladrillo. En este punto la rama del árbol genealógico se hace astillas, deja huérfana a su fruta. En este punto ella me clava una grapa ardiendo en el ojo, ella me roba el piso y la sombra. ¿No ya tenemos suficientes robots malignos acechándonos en las esquinas? ¿Qué tan necesario es concederles la facultad de concebir?