· No-cartografiada
En tus ojos
el agua
descansa
lacia.
Si me acerco a tu cara
el aire deja de ser aire:
un remanso de mieles,
un abrazo tibio.
Tu curva engancha mi boca
la vuelve esclavo dócil.
El nombre en tu piel
me reinventa
y ahora me llamo
como tú,
mujer suave
encargada de darle
vueltas al sol.
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