Rancio estaba aquel cuerpo de cigarro, magras aquellas nalgas de cecina, pero aún así la quería.
miércoles, abril 26, 2006
Previous Posts
- Globalizado
- Dos de Sandro de América
- Del regordete corazón y su cupido quedan sólo punt...
- Muérete dentro de tu memoria,en ese amarse de labi...
- Maldita poesía, que sólo me deja los labios adorme...
- Testamento del Jefe Caballo Loco
- Cuatro de la tarde y mi mirada sigue siendo el per...
- Quítale estas líneas al tigrey evidenciarás su ama...
- silencio de ojosmurmullos líquidos de la luzarropa...
- La materia no se crea ni se destruye, sólo se tran...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home