¿De qué te extrañas, fuego, si ya me conoces?

jueves, octubre 13, 2005

Tata Inclán, extraño sus paseítos de polvo, su cuerpo de usté como marioneta sin hilos en el final de sus días. Ahora tengo el tiempo para dilucidar aquí mero entre mis ojos. En mi memoria lo visto a usté de Xochipilli, le cuelgo las funciones de oficiador de sombras como un collar que en vida no se atrevió usté a llevar. Permítame que le lleve del brazo, Tata Inclán, hacia este camino que hace curva, que se pierde.